domingo, 21 de marzo de 2010

Capitulo 3 (6)

Entró algo nervioso su primer día, el Señor Fernández, le presento a los que a partir de aquel día serían sus “colegas”, le presento uno por uno a todos, y dejo para el final a la Señorita Lauren, que andaba en una esquina hablando por teléfono en voz suave, por detrás, se la veía una mujer bastante atractiva, de resultante figura; aquel día vestía una falda negra, por la rodilla con una raja por detrás, llevaba un jersey blanco con cuello pico que insinuaba su escote. Cuando se giro para saludarle, con su perfecta sonrisa, se dio cuenta que apenas se había maquillado y que realmente no le hacía falta. No llevaba el pelo recogido, tampoco le hacía falta, lo tenía algo más largo por debajo del hombro y ondulado, resaltaban los pendientes que lucía con tanta gracia y que daban el punto de luz a su rostro.

Se acerco suavemente hacia él, y le tendió la mano; acto seguido le dijo:
- Soy Lauren, la profesora de Literatura. Espero que te encuentres bien entre nosotros. Me encantaría quedarme algún tiempo y charlar contigo, pero mis alumnos se revolucionan demasiado si no llego a la hora. Ya lo irás entendiendo.
- Encantado Lauren, yo soy Al…. El señor Camas.
- En fin, lo siento, me tengo que marchar, el deber me llama. Si necesitas cualquier cosa puedes contar conmigo.

Lauren cogió sus cosas, y salió por la puerta, mientras que decía:
- Hasta luego chicos.

Y así desapareció, el deber la llamaba.

Los ventanales, amplios, estaban cerrados, se había levantado algo de aire. En la pared donde se hallaba la puerta, había un archivador, donde se encontraban los expedientes de los alumnos, y sobre el mismo, un televisor, generalmente se utilizaba para emplear alguna sanción para algún escolar después de alguna pelea, cuando esta no estaba determinada quien la había comenzado. También había cámaras de seguridad.

Por último, en la pared que restaba, se encontraban unas mesas y unas sillas donde se encontraban los equipos informáticos que los profesores utilizaban. Uno de los profesores de Geografía estaba sentado, buscando imágenes de no sé que sitio y luego la mayoría, estaban pendientes del periódico, algunos de ellos, deportivos.

De pie como estaba a un lado del umbral de la puerta, no se dio cuenta de que Lauren, se había quedado mirándole, como si le resultara extraña aquella estampa, la verdad es que Alberto, solía ser algo extraño, o quizá solo, reservado.
Seguía observando el mobiliario de aquella estancia, todo era de color oscuro, no de color negro, sino oscuro. Después de tres años, se había logrado acostumbrar a aquel ritmo frenético que implicaban las clases en el internado y las magistrales en la universidad, y como no, el hacer el deporte todas las mañanas. Seguía embobado por llamarlo de alguna manera. Lauren dijo:
- Bueno Señorito Camas.- sonaba con algo de ironía- piensa quedarse usted ahí, toda la mañana?.-

Ese tono de voz le molesto un poco, estaba a punto de girarse casi con cara de furia, cuando vio la suave sonrisa de Lauren y dijo:

- Lo siento, perdona, estaba… um… pensando.- Hizo un silencio, entonces se acordó de cuando se encontró hacia tan solo unas horas a Lauren en la entrada, y prosiguió.- Que te parece si nos vamos a tomar un café, ya que ni tu ni yo tenemos clase hasta dentro de una hora y media, y me cuentas que te ha dicho el médico.

Lauren se sobresalto, no se esperaba que Alberto, o el Señor Camas, se acordara de que había acudido al médico. Le miro con una tierna sonrisa y dijo:

- De acuerdo, pero solo si me promete que me contará quien es la persona que le deja tan pensativo.-
- Pero no habíamos acordado…- la Señorita Lauren no le dejo terminar.-
- Um… yo no había acordado nada con usted.- rio nuevamente.- Anda Alberto,.- Cuando dijo esto, se tapo la boca, nadie le llamaba por su nombre de pila.- digo Señor Camas, recoja sus cosas y vayamos a tomar un café.- acto seguido dijo:- Alguien más viene?
- Me encantaría Lauren, pero me temo que los exámenes del curso de bachillerato no se corregirán solos.- dijo Antonio, para él, de deber era lo primero, ante todo.-
Por su parte, los restantes, señalaron que no mímicamente con la cabeza. Seguidamente, el Señor Camas cogió por la cintura a Lauren, a lo cual, mediante este gesto ella se estremeció y la guio por la puerta hacia fuera, para ir a tomar un café.
(El final del tercer capitulo, lamento haber tardado tanto tiempo en colgar algo relacionado con el capitulo. El proximo resulta más interesante. Un beso)

domingo, 14 de marzo de 2010

Confiar, pecar, caer...

Confiar, pecar, caer...
Andar manteniendo el equilibrio, buscar para esconder, guardar para creer. Fingir para vivir. Vivir para sentir.
Me mantengo en la cuerda floja continuamente, mirando por no caer, pensando por no sentir. Camino despacio, sin perder el camino, por no caer, por no sentir. Por no permitirme ser yo nuevamente. Me prometo que miro hacia adelante; me prometo no llorar. Me prometo que solo existo yo, que no quiero que él vuelva. Miro hacia delante, piso despacio al cuerda, no la tense al salir al camino; y mis pasos pueden flaquear. Finjo.

Finjo que afianzo mis pasos, finjo que sonrio. Es fácil. Me he acostumbrado a salir sin tensar la cuerda. Me he acostumbrado a pecar; a pecar cuando se trata sobretodo de ti. Cuando se trata de pensar, cuando se trata de sentir. Cuando se trata de vivir por tí.

Pecar por creer, creer por sentir... sentir para mentir... Mentir para fingir. Fingir que te creí, fingir que te sentí, fingir que morí por ti. Y así, volví a caí.

Simplemente caí, simplemente me entregué.

Levantar para confiar, y volver a pecar.