lunes, 11 de mayo de 2009

Ahora que (más...)

Espere durante días una simple contestación, espere que al menos se dignara a decirme que no quería saber nada de mí, que no me guardara tanto rencor como para no querer decirme nada, pero me equivoqué. Esperé en vano, porque no recibí contestación, y ese fue el momento en que peor me sentí desde que lo deje con él. Eso fue, quizá lo que en parte, más daño me hizo, yo, que la había cogido mucho cariño, yo, que me sentía tan mal por lo que ella y su familia pudieran llegar a pensar de mi, y así me encontraba, hablando una vez más con un extraño, en este caso, una extraña.

Ya había pasado un mes, y aunque para mi era como si hubiera sucedido ayer mismo, fue a partir de ese momento en el que me di cuenta, que ya no tenía sentido preocuparse por él. Había decidido borrarme de su vida. Como si nunca hubiera existido y yo, por mucho que me doliera, debía hacer lo mismo.
Y así empezó la nueva vida, me dolía, aún me costaba hacer vida como si no le hubiera conocido, aún me costaba irme a la noche a la cama y no sentir su llamada, o no sentir su beso de buenas noches... Pero sabía que no quedaba otra elección, y así debía hacerlo. Aún me costaría otro mes más empezar a olvidarle y ser yo misma, pero mientras eso pasaba, las cosas seguían puestas en su sitio, sus recuerdos, su imagen.

Lo que no sabía, es que el momento de volver a vernos, estaba próximo. No lo creía así. Aquella noche cuando le vi… mi corazón volvió a dar un vuelco. Esa era la señal. La señal de que aun le quería. La señal de que el tiempo, no me estaba ayudando a olvidarle. Apareció justo cuando yo me marchaba, Carla y yo salíamos. Y su amigo y el entraban, pasó a un metro de distancia, pensando yo que se iba. Pero lo que no sabía es que al volver, el seguiría estando en el mismo lugar y con la misma gente. Y volví a pasar por su lado, rozándole y eso no fue capaz de despertar en él el mínimo sentimiento. Me sentía mal, porque yo al verle aún sentía algo, y para él no existía. ¿Como se había olvidado de todo? ¿Donde estaba todo el amor que decía haber sentido por mi? No lo entendía, deseaba ser como él. Fingir que no sentía nada por él. Hacerle ver que yo también podía borrar con un chasquido de dedos todo lo que sentí por él, pero no podía. No podía porque aún estaba enamorada de él. Aquella noche, antes de verle, ya había pensado en él. Mientras escuchaba a Belén Arjona y su “Si No Estas”, había pensado en él. Y también cuando escuche a Pereza mientras cantaban “Yo Pienso en Aquella Tarde”, esa canción fue la que realmente me recordó lo que había vivido con él. Me recordó cuando estuve con él. Allí. En su ciudad, disfrutando juntos y solos de sus fiestas. Disfrutando juntos y solos de lo que la vida nos deparaba estando juntos… y luego verle. Aquella noche siempre sentí que nos íbamos reencontrar.
Al día siguiente todo me parecía demasiado surrealista como para comprenderlo. No entendía lo que había sucedido la noche anterior. Le mandé un mensaje a él. Le dije que le veía bien, que eso había creído yo al verle. Y también le dije que al menos deberíamos saludarnos, que habíamos pasado mucho juntos, y que eso era lo mínimo. Pero nada. No recibí contestación. En cierto modo lo esperaba así, pero no quería aceptarlo. Carla no supo la existencia de aquel mensaje hasta tiempo después. Supongo que si le hubiera dicho para que necesitaba el teléfono, no me lo habría dado. No me habría dejado que le mandará el mensaje, y en parte, es lo mejor que hubiera hecho. Debería de haberle dicho para que deseaba el teléfono, me hubiera evitado quedar una vez mas como una tonta. Pero nada. Lo único que hice fue contarles la historia a Sara y a Vanesa, pero nada. No paso nada.
Había acabado Octubre y ya había empezado Noviembre, ya habían pasado casi dos meses de aquello y yo, día a día, conseguía ser un poquito más feliz. Estaba consiguiendo olvidarme de él poco a poco. Estaba empezando a no sentirme culpable y a empezar a creer, que si que merecía que alguien me quisiera. Ya no importaba que él no quisiera saber nada más de mí. Yo ya me había dado cuenta que no era incompatible el quererle y intentar no pensar tanto en él. Lo cierto es que me preocupaba más por Tania que por mi misma. Ella estaba pasando por la misma situación que yo. Lo único que nos diferenciaba era que en su caso, ella era la dejada, y era ella la que no podía seguir como si no hubiese pasado nada. Ella me enseño a ver las cosas desde la otra perspectiva. Me enseño a comprender un poquito mejor la postura que estaba tomando él. Y es por eso que confíe que con el tiempo todo se arreglaría….aunque la verdad, es que el tiempo no lo arreglaría todo, más bien, lo terminó estropeando.

5 comentarios:

Leire dijo...

Si es que todos son iguales, jaja.
Pues el encuentro entre Dani y Leire...no te diré nada :-)
un beso guapa

Anónimo dijo...

Me encanta como escribes!!
Es linda y triste la historia
Me gusto mucho
Chau, escribe luego ;D

Raúl dijo...

Necesitaría, para hacer un comentario serio, haberme leído las anteriores entregas, pero ya sabes que entre la falta de tiempo, y los malos vicios que se adquieren leyendo blogs, confieso no haberlo hecho con el detenimiento necesario.
A pesar de ello, la trama, a modo de diario confesional, puede resultar interesante.
Un abrazo.

Leire dijo...

Pasate por mi blog que he posteado
un beso

M. dijo...

woow D:
la historia me tiene muy picada D:
esque, es tan... humana
son cosas que me pueden pasar D:
comprendo a la chava, pero tambien a él... pero ella lo debe de superar, de seguir su vida, olvidar o enterrar el amor que le tiene... por su cordura
>.< supongo que lo que dicen, que el tiempo borra todo, y lo cura
es una total mentira.
Losineto por no haberme pasado antes, pero la prepa me abosrobe mucho >.<

~ M.B. Black